En primer lugar, la incisión debe realizarse en un punto anatómico que no afecte a las estructuras vasculares, nerviosas, ligamentosas o tendinosas. Por otro lado, debemos intentar seguir las líneas cutáneas de superficie, incidiremos en la piel siempre en ángulo recto, con independencia de la dirección posterior hacia el punto de actuación quirúrgica, y no debe realizarse en zonas de presión con el calzado, ya que se favorecería la aparición de cicatrices hipertróficas o queloides y dolor postquirúrgicos en este punto.
El tamaño de la incisión debe ser pequeño, pero suficientemente grande para poder introducir los instrumentos quirúrgicos, para poder permitir la salida de los detritos óseos de los casos de exostosectomía u osteotomía.